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Ministerio de Adultos Mayores

Es una bendición poder honrar a los miembros mayores de nuestras iglesias, muchos de los cuales han servido a sus iglesias en diferentes capacidades a lo largo de los años.

Una resolución aprobada en la Convención General de 2003 condujo al establecimiento del Grupo de Trabajo para Ministerios de Adultos Mayores, cuyo trabajo se reafirmó en 2012. La resolución D004 de la Convención General de la Iglesia Episcopal de 2009 creó el Grupo de Trabajo de Ministerios de Adultos Mayores, citando hechos tales como ( 1) uno de cada ocho estadounidenses tiene 65 años o más, (2) más de uno de cada cuatro de los mayores de 65 años vive solo y (3) dentro de 10 años, la población de 85 años o más aumentará en un 40 %. Encargó al grupo de trabajo desarrollar “un plan integral para crear conciencia y abordar la crisis emergente en temas de salud, cuidado y fe que cruzan líneas generacionales y económicas con énfasis en el apoyo de programas congregacionales, diocesanos y provinciales para el ministerio de adultos mayores. ” Se desafió al grupo a encontrar respuestas a las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo reconocemos, honramos y utilizamos la experiencia, la sabiduría y los dones de los adultos mayores?
  • ¿Cómo desarrollamos ministerios que integran y unen espiritualmente a múltiples generaciones?
  • ¿Cómo cultivamos el mensaje de esperanza y servicio de Cristo para los adultos mayores, las familias y sus cuidadores?
  • ¿Cómo examinamos, exploramos y creamos ministerios litúrgicos, espirituales y de servicio innovadores y contemporáneos por, con y para todas las generaciones en el Cuerpo de Cristo?

Claramente, la Iglesia ha entrado en una nueva era en el siglo XXI para la cual en gran medida no está preparada, siendo los octogenarios y centenarios los segmentos de población de más rápido crecimiento. El creciente número de adultos mayores, así como una población que envejece, presentan a la Iglesia desafíos y oportunidades incomparables para el aprendizaje, el servicio, la defensa, la evangelización y la reflexión teológica. La Iglesia tiene un tesoro único en su testimonio bíblico que enfatiza el “crecimiento moral y espiritual de aquellos que buscan madurar en sabiduría”, y en realidad celebra la edad, con “unas 21 referencias a los ancianos”. Los evangelios nos muestran cómo Jesús eligió asociarse con los más despreciados por sus sociedades; la Iglesia puede asumir un papel contracultural poderoso y necesario al dar testimonio de que la edad debe ser considerada como un don y no exclusivamente como una carga. Oramos para que la Diócesis de Nueva Jersey, a medida que desarrollamos un programa sólido que se basa en su legado de atención a los adultos mayores, también se convierta en un recurso para la iglesia en general. Estamos comprometidos a hacer que esto suceda y buscamos sus oraciones y sugerencias a medida que comenzamos. Para obtener más información sobre el comité y el trabajo que están realizando, comuníquese con los copresidentes:
La reverenda Jane Brady-Close or  La reverenda Sharon Sutton.